Siempre me han gustado los triviales. Mucho más cuando son educativos. Es una forma divertida, didáctica de entretenernos, pasar tiempo libre, aprender cosas nuevas, reforzar conocimientos, y en el caso de los más jóvenes, pueden tener muchísimas más ventajas, ya que podrían enseñárseles temas que se les hagan difíciles o que aún no logren captar, o podemos aprovechar de que aprendan algo mientras “juegan”. Incluso ellos jugarán con ganas porque creen que es sólo eso lo que hacen, puede que no se den cuenta de que al mismo tiempo su cerebro está recibiendo nueva información.